(conecta los altavoces)
Durante el viaje, la moto de Ferran llevaba una cámara colocada en su manillar, con las grabaciones que se hicieron hemos editado este montaje de cuatro minutos para mostrar los diferentes paisajes por los que hemos circulado en esta ruta.
La pieza utilizada para colocar la cámara en la moto fue fabricado por Oriol, con toda su creatividad, usando un soporte de timbre para bici, un trípode viejo y algunas piezas de ferretería.
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Nos levantamos en Meyrueis y fuimos hacia la autopista, para bajar un poco directos, el calor era sofocante así que hicimos un par de paradas, primero la habitual en una área de servicio para comprar el pan para los bocadillos de la comida, la segunda, en una área de descanso, para beber un poco de agua a la sombra de un camión, parecíamos los pájaros aquellos que se ponen encima de los elefantes para desparasitarlos, aunque en nuestro caso, el camión nos aportaba sombra pero nosotros al camión no le aportábamos demasiado… en fin, reflexiones fruto del terrible calor.
En El Voló (en francés, Le Bolou), dejamos la autopista, después de tanto viaje, de paisajes tan bonitos, no podíamos cruzar los pirineos por autopista, así que decidimos cruzarlos por nuestro querido Coll d’Ares, antes pero, hicimos una parada en Prats de Motllo para hacernos unos bocadillos.
Pasado el Coll d’Ares, bajando por Camprodon, vemos dos Transalp que vienen por el carril contrario, iba yo a saludarlos cuando me di cuenta que tenían unos colores algo raros, hostia, la Guardia Civil, ya me paso en Francia que salude por error a unos Gendarmes, en eso que paso yo todo formal por si acaso, pasan todo follados y el de detrás me hace V’s, ver para creer…
viendo que ya nos quedaba poquísimo para llegar a Mieres, nuestro final de ruta, decidimos hacer nuestro ultimo tramo de curvas y nos metimos por la carretera de Capsacosta.
Finalmente llegamos a Mieres, catorce días después de nuestra partida del puerto de Barcelona, con ganas de aparcar un poco la moto pero sospechando que en un par de días estaríamos ya añorandolo todo: las sensaciones, las dificultades, las experiencias, el compañerismo, las sorpresas, la euforia, el miedo, en definitiva, la aventura en moto! Y así fue!
Por suerte en Mieres tuvimos una recepción perfecta, muchas gracias a Joan, Teresa, Pilar, Lluis, Neus y Juanma por ser los primeros de muchos en aguantar nuestras anécdotas.
Muchas gracias también a:
Nacho, tenia que venir con nosotros pero una lesión en la muñeca lo impidió, has estado muy presente en nuestra ruta, el año que viene no se queda nadie en casa así que a cuidar esa muñeca!
Pablo, por ser nuestro asesor de aventuras, por toda la información que nos has dado, sin tu colaboración esta ruta no hubiera sido lo que ha sido.
Neus Diana, nuestra experta en turismo, por la información que nos has dado.
Merima, por habernos acercado a la realidad de su país, y por habernos llevado a Blagah!
Tod@s l@s forer@s de Sektores.com, por todo!
A tod@ nuestra gente, a tod@s los que nos habéis ayudado y todavía no os he mentado, no me lo tengáis en cuenta, uno se hace mayor y la memoria ya no es lo que era!!
Nos vemos en la carretera!! Y si es lejos de casa, mejor!!!
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Por la mañana nos levantamos y salimos en dirección al Parc National des Cévennes, Un parque nacional
perteneciente al territorio histórico de la nación Occitana. No teníamos mucha idea de lo que íbamos a
encontrar allí, como en estas ultimas etapas del viaje estábamos improvisando la ruta, vimos un parque
nacional en el mapa y, como nos quedaba a medio camino, pues allá vamos.
A medida que nos alejábamos de la Provenza íbamos dejando atrás las plantaciones de lavanda y dominaban
el paisaje los campos de maíz, el calor era sofocante, todo estaba muy seco, nos costo bastante
encontrar un sitio abierto para comprar agua fría, estábamos deshidratados.
Sin ni siquiera parar, pasamos por Avignon, a mi esta ciudad me sonaba a mostaza, luego me contó Oriol
que la mostaza era de Dijon, lo que es de Avignon es la mítica canción infantil: «Sur le pont
d’Avignon…». Nuestros conocimientos culturales nos desbordaban…
Poco después de Avignon paramos en una área de descanso con sombra a hacernos nuestros deliciosos
bocadillos, Oriol se negó a «sucarme» el tomate en el pan, y yo estaba tan agobiado por el calor que
Termine comiéndome el pan i el fuet a mordiscos tal cual.
Ya entrando en los Cévennes, en un desvió, metiéndonos en una carretera de montaña, encontramos un
cartel curioso que ponía «Route difficile et dangereuse». Había visto que en la carretera te avisaran
de las cosas que son peligrosas, pero que te marquen la dificultad de una carretera… Con que
criterios se evalúa? La carretera no tenia nada de especial, era estrecha y el asfalto estaba mal, eso
es todo.
Finalmente, entrando a Meyrueis, encontramos un camping y en el nos instalamos. Después de descansar un
ratito tumbados en el césped de nuestra parcela, cogimos mi moto y nos fuimos a visitar el pueblo.
Es un pueblo bastante bonito, típico pueblo francés turístico, con muchas flores, tiendas de souvenirs,
restaurantes. Después de dar una vuelta nos sentamos a cenar en una terraza, nos hicieron esperar
bastante pero cenamos bastante bien y no era caro comparado con lo que habíamos visto por Francia.
Con un poco de sabor a final de viaje, y, porque no decirlo, con ganas ya de aparcar la moto unos días
(para el año que viene sillín de gel), nos retiramos a dormir nuestra ultima noche de viaje.
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Nos levantamos en Bourg Saint Maurice con una anécdota curiosa. Mientras recogíamos, Oriol recibió un mensaje: «Le informamos que hemos tramitado su parte referente a su vehículo matricula xxxxxx. Direct Seguros.». Oriol había dejado el coche a su hermana que se acababa de sacar el carnet de conducir, lo primero fue preocuparnos, llamamos a su hermana y nada, llamamos a su madre y nada, en esto que a los 5 minutos nos llama… su padre! Le contó que su hermana, el día después de sacarse el carnet de conducir, había estampado el coche contra un árbol, siniestro total, por suerte su hermana no se hizo casi nada. También hay que decir que el coche estaba muy viejo, ya lo entregaban en plan renove para comprar otro, al parecer incluso en siniestro se puede entregar.
Cuando a Oriol se le deshincho la vena de la frente, dejamos el camping y empezamos nuestra jornada, seguíamos sin mapa de Francia y no teníamos todavía muy decidido por donde queríamos pasar. Lo primero fue seguir por los Alpes bajando cerca de la frontera con Italia, hacia los Alpes Marítimos.
Seguimos por carreteras alpinas hasta llegar al Col de l’Iseran, el puerto de montaña mas alto de Europa, paramos a hacer unas fotos del paisaje y aprovechamos para comprar algunos souvenirs para la familia y amigos. También había un tenderete de caramelos bastante tentador, tanto que no pudimos evitar gastarnos 15 euros en golosinas.
El Col de l’Iseran esta lleno de moteros, si te quedas un rato allí puedes ver bastante variedad de motos, es como una exposición variable, a nosotros nos entusiasmo un sidecar que llevaban una pareja de Franceses, Oriol les entro preguntándoles si era la moto de Batman…
Cuando ya nos íbamos de allí, un motero Ingles con una BMW 1200 GS, maniobrando cerca de nuestras motos giro demasiado el manillar, perdió el equilibrio y casi deja planchada la moto de Oriol, quedo a un centímetro de su rueda de delante gracias al boxer de la GS, vaya susto!
Siguiendo nuestra ruta cerquita de la frontera, acabamos volviendo a cruzar a Italia, y, cosas de la vida, allí si encontramos un mapa de Francia, aquello nos sirvió para planificarnos un poco los dos días de ruta que nos quedaban, decidimos que nos íbamos hacia la Provenza Francesa.
Para seguir con nuestra ruta decidimos coger un túnel de autopista que nos iba bien para acercarnos a donde nos interesaba, lo que no esperábamos es que en el peaje nos fueran a cobrar 22€ por moto para coger el túnel, con cara de guiris nos hicimos el túnel casi ahogándonos, que no estaba ni ventilado y seguimos a lo nuestro intentando olvidar el sablazo.
Bajando hacia la Provenza, sobre la hora de comer pasamos por el Lac de Serre Ponçon, y decidimos para a comer allí. Había una zona para bañarse, como una playa, con socorrista y todo. Nos dimos unos bañitos, nos hicimos unos bocatas, y, mas fresquitos, continuamos con nuestra ruta.
En tres horitas, entre grandes plantaciones de Lavanda, llegábamos a Moustiers Sainte Marie. En las afueras del pueblo encontramos un camping bastante barato, montamos la tienda, nos instalamos, y cogimos mi moto para ir a visitar el pueblo.
Moustiers Sainte Marie esta ubicado al pie de un acantilado, justo en un punto en el que baja un río, formando cascadas casi en el centro del pueblo, es realmente bonito, esta en la lista de los pueblos mas bonitos de Francia.
Dimos una vuelta por el pueblo, encontramos obras de arte instaladas por las calles, y los ensayos de un concierto de jazz en la plaza principal, todo aquello me enamoro, como ya me ocurrió en Dubrovnik, otro sitio ideal para venir con la pareja, yo no tengo, y repito: alguna se apunta??
Compramos algunos souvenirs, hierbas de provenza, y nos sentamos a comer unas pizzas en una terraza, muy buenas, mejor que la que comimos en Venecia. Nos hubiéramos quedado al concierto pero estábamos muy cansados así que volvimos al camping a dormir temprano, ya quedaba poco para acabar nuestra aventura.
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Nos despertó la lluvia golpeando la lona exterior de la tienda, no sabíamos como tomárnoslo, por un lado lluvia significaba incomodidad circulando en moto, por otro al menos íbamos a estar fresquitos, no tendríamos ese sol infernal del mediodía asandonos dentro de nuestros trajes de moto.
Tanta reflexión resulto ser en vano, era una tormenta de verano, terminó, y justo habíamos desmontado la tienda que ya empezaba a asomar el sol. Dejamos atrás Bolzano en dirección al Lago di Garda, un lago impresonantemente grande, 51 Km de largo por 17 Km de ancho, al verlo nos parecía el Mar. Optamos por coger una carretera que transcurre por la derecha orografica del lago, se trata de, en su mayor parte, un túnel escavado en la roca muy cerca del lago, es bastante bonita y no había un trafico exagerado.
Superado el lago nos dirigimos a coger la autopista con la intención de cruzar toda Italia para llegar a los Alpes Franceses, por la zona de Chamonix, a los pies del Montblanc. Cerca de Milano paramos en una área de servicio a repostar y a comer, nos sentamos en el suelo en la única sombra exterior que había en el recinto, y acompañados por un grupo de jóvenes Franceses que viajaban en furgonetas, nos hicimos unos deliciosos bocadillos de fuet.
En un par de horitas y media de autopista, esta se nos termino, y nos volvimos a internar en los Alpes Italianos. Por fin curvas otra vez, a pesar de estar cansados por el viaje por autopista disfrutamos otra vez con las carreteras alpinas.
Nuestro problema era que no llevábamos mapa de Francia, así que una vez cruzada la frontera ya no teníamos una visión global de la situación, si, teníamos a San GPS pero no es lo mismo. En lo alto de un puerto de montaña encontramos una oficina turística que nos indico campings en el pueblo mas cercano, Bourg Saint Maurice.
Una vez en el pueblo estuvimos dando unas vueltas y preguntando, yo insistía en buscar un hostal o un albergue para dormir en una cama y descansar bien, por desgracia todo era muy caro, Oriol estaba cansado y empece a ver como se le hinchaba la vena en la frente, así que optamos por entrar en un camping y instalarnos ahí.
En el camping había algunos moteros, entre ellos un grupo de dos Ducatti y una Triumph de unos Ingleses que iban con una furgoneta de apoyo, con Ducatti ya se sabe… jeje…
Instalados en el camping salimos a dar una vuelta por el pueblo, se trata del típico pueblo alpino de Francia, bastante turístico, terminamos metiéndonos en un restaurante a degustar una exquisita fondue de queso al estilo de la Alta Savoia. Finalmente regresamos al camping a dormir, eso si, como es tradición cada vez que voy por la Alta Savoia cuento el mítico chiste del Eugenio: «-Perdone, la calle Savoia? -Hombre, si anda dando brincos claro que sabolla!», Oriol lo tubo que aguantar unas cuantas veces.
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Por la mañana abandonamos Ljubljana pensando en volver algun dia, y nos dirigimos a cruzar la frontera con Italia por los Alpes Julianos, por un pueblo llamado kranjska gora. Manteniendo nuestra determinación de no pagar la viñeta, nos acabamos cruzando el país rotonda a rotonda, nos arrepentimos bastante: «Por no pagar cuñaooooo!!!».
Avanzamos todo el día por carreteras alpinas, realmente hicimos pocos tramos de rectas, todo curvas, el tramo de los Alpes Julianos estuvo muy bien, había muy poco trafico y podías ir a tu aire.
Después de muchas horas de curvas, al pasar el pueblo de Ampezzo, decidimos empezar a buscar algún sitio para comer, era tarde para comer en Italia, allí suelen comer entre las 12:30 y las 14:00, eran las tres pasadas así que en todos los sitios en los que parábamos ya no hacían comidas. Finalmente, creo que fue en Forni di Sopra, encontramos una pequeñísima cafetería en la que nos ofrecieron unos bocadillitos. Fue un momento bastante pintoresco, parecía una escena sacada de una película italiana, la cafetería del pueblo, la camarera cuarentona pasando el tiempo en la barra…
Hacia un calor terrible, pero teníamos que continuar con la etapa, mínimo hasta Cortina d’Ampezzo, continuábamos por carreteras de curvas pero aquí ya empezaba a haber mas trafico. Cada vez mas calor y mas trafico, cuando llegamos a Cortina d’Ampezzo ya empezábamos a estar un poco hartos. Lo que compensaba era ver aquellos montes nevados y aquellas paredes increíbles de los Dolomitas Italianos, yo me entretenía adivinando lineas de escalada, habrá que convencer a los colegas escaladores para venir a hacer unas vías, lastima que esta parte de los Alpes quede tan lejos de casa.
Era temprano así que, a pesar del cansancio decidimos seguir hasta Bolzano, este trozo lo recuerdo con horror, había muchísimo trafico, los coches iban muy muy lentos y los adelantamientos no eran fáciles (tengo que reconocer que tampoco son mi especialidad), yo creo que me deshidrate porque llegue a Bolzano que yo estaba y no estaba, un rato mas y caigo desmaiado, fue una imprudencia no parar a refrescarse pero tenia tantas ganas de acabar que iba aguantando.
Ya en Bolzano nos dirigimos al Youth Hostel, donde, mientras yo descansaba sentado en la acera hecho polvo, Oriol entraba a preguntar. Por desgracia no había plazas pero nos indicaron un camping. El camping era bastante caro (33€) y ademas tuvimos que correr para que no nos quitaran el sitio unos holandeses que acababan de llegar, pero como era lo que había, allí nos quedamos.
Agonizando montamos la tienda y nos instalamos, el camping era mayoritariamente de caravanas y en la zona de acampada había algunos moteros y algunos ciclistas, al ver los ciclistas deshacer los petates y montar las tiendas me di cuenta de lo cómodos que viajábamos nosotros y deje de quejarme.
Cenamos en el mismo camping, tenían un restaurante bastante bueno, cenamos muy bien, Oriol se comió una especie de albóndigas gigantes, tres concretamente, una de carne, otra de espinacas y otra de queso, plato típico del Tirol del Sud, zona en la que nos encontrábamos. Nos fuimos a dormir bien temprano porque los dos estábamos cansadíssimos.
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Estábamos muy cerca de la entrada al parque nacional de Plitvicka Jezera así que casi no cogimos las motos que ya hacíamos la primera parada. Nuestra intención era dar una vuelta por el parque, ahí hay diferentes rutas propuestas de diferentes duraciones para hacer andando, también hay como un trenecito de ruedas que da la vuelta por el parque y unos barcos que te llevan por unos lagos muy grandes que hay.
Bueno, pues resulta que para entrar al parque había que pagar, no recuerdo cuanto, pero no era algo que estuviésemos dispuestos a pagar por un paseo de media hora por el parque. Decidimos dar una vuelta por los aparcamientos (estaban dentro del parque y las motos entran gratis) a ver si nos podíamos colar, pero decidimos que no queríamos perdernos por el parque o que nos metieran una multa, así que, aburridos hicimos un par de videos en los aparcamientos con el fondo del bosque haciendo como si nos hubiéramos perdido por el parque… Finalmente nos cansamos de hacer el burro y volvimos a las motos a continuar con nuestra ruta.
Muy cerca de la frontera con Eslovenia paramos a comprar pan, y por casualidad, haciendo maniobras para dar la vuelta descubrimos en un descampado una especie de exhibición al aire libre de maquinas de guerra, era un solar lleno de tanques, cañones antiaéreos, un vehiculo anfibio, blindados, un caza derribado, estaban ahí como abandonados pero como estaban colocados alrededor del solar, mas o menos ordenados entendimos que aquello estaba puesto ahí para que la gente lo viera. Estuvimos haciendo muchas fotos, subiéndonos a los tanques como niños pequeños, mirando dentro de los blindados, flipando con el turborreactor del caza. Al irnos vimos un cartel, al parecer aquel era el futuro emplazamiento de un museo bélico sobre la guerra de los Balcanes.
Cruzamos la frontera sin mas problemas y entramos en Eslovenia, aquello ya era Europa, y se notaba muchísimo, la verdad es que desde mi ignorancia me imaginaba Eslovenia de otra manera, me recordó mucho a Holanda, todo eran casas con jardín, buenos coches, bastantes moteros, se notaba mucho que había un nivel de vida bastante alto.
Como ya descubrimos el segundo día de ruta, cuando cruzamos fugazmente un trocito de Eslovenia, para usar las autopistas hay que comprar una pegatina a la que llaman viñeta, las venden en las gasolineras o áreas de servicio, la viñeta se compra para un periodo de tiempo (por ejemplo una semana, un mes etc…) si te cogen usando la autopista sin viñeta o con esta caducada te multan.
Nos dio rabia pagar la viñeta esta así que decidimos que cruzaríamos Eslovenia sin usar la autopista, fue un error, cuando llevábamos 12 rotondas de pueblo en pueblo nos empezamos a arrepentir pero, como somos cabezones y catalanes, nos mantuvimos firmes en nuestra decisión de no pagar y de pueblo en pueblo llegamos a Ljubljana, la capital de Eslovenia, en la que pasaríamos la noche.
Dimos unas vueltas por Ljubljana buscando un sitio para comer, es una ciudad con un aspecto muy europeo, muy bonita, limpia y nada masificada, al menos en esta época del año. Nos costo un poco encontrar un sitio económico para comer, aquí los precios ya son europeos, finalmente encontramos una terraza en la que nos comimos unas ensaladas buenísimas y una lasaña de verduras muy resultona.
Ya con la barriga llena empezamos a buscar sobe, fuimos casi directos al youth hostel de la ciudad y acertamos, por un precio aceptable teníamos una habitación con dos camas, desayuno incluido, duchas compartidas, ordenadores para conectarnos a Internet y lo mas importante, parking en el interior del recinto para las motos.
Nos instalamos y salimos a conocer un poco la ciudad, teníamos toda la tarde por delante, a los dos nos impresiono mucho la ciudad. Por el centro pasa el rio Ljubljanica, los puentes que cruzan este río son preciosos, especialmente el Zmajski most (puente de los dragones) y el Tromostovje (Puente triple), vale la pena mucho tambien visitar, ni que sea por fuera, la Stolnica svetega Nikolaja (Catedral de San Nicolás), tiene unas puertas en relieve bastante impresionantes. También es típico subir al Ljubljanski grad, un castillo situado en la cubre de una colina, en el centro de la ciudad, se sube andando en 15 minutos.
En el centro de la ciudad hay mucha vida, muchas terrazas, mercadillos, actuaciones en medio de la calle (desde marionetas hasta un tío tocando la gaita).
Después del paseo, estuvimos un rato en el Youth Hostel descansando y salimos a cenar por el centro, aunque era domingo, por la noche la ciudad estaba todavía mas llena de vida, terracitas, restaurantes, había para elegir. Cenamos en una terraza, escogimos el sitio porque tenían queso asado, lo había probado en Croacia y me gusto mucho, por desgracia se les había acabado…
Después de cenar salimos a buscar algunos sitios de fiesta que nos había marcado en el mapa una camarera preciosa que nos había servido tomando unos cócteles en la terraza del castillo. Por desgracia no los encontramos todos y los que vimos estaban cerrados así que nos fuimos al Youth Hostel a dormir.
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Nos levantamos, recogimos las cosas, subimos a nuestras monturas y abandonamos Sarajevo por la avenida de los francotiradores. Creo que a los dos nos gusto mucho esta ciudad (Oriol ya había estado), y la dejamos atrás con un poco de tristeza.
Nos habían hablado de Jajce, una ciudad Bosnia que era candidata a patrimonio de la humanidad por la UNESCO, salía además en todas las guías turísticas y en todos los libros sobre Bosnia, así que, como nos venia de paso, hicimos una parada allí.
Quizás teníamos demasiadas expectativas, pero a nosotros nos pareció un sitio bastante feo, lo único que tenia eran unas murallas, algo deterioradas y la mar de normales. La cuidad en si era muy fea, nada especial, estuvimos dando unas vueltas, para comer, y ni siquiera tenían burek! Después de ver Jajce nos estamos planteado presentar Lloret de Mar a patrimonio de la humanidad.
También es posible que no viéramos la parte bonita de la ciudad, porque solo paramos un rato para comer. Lo que si visitamos fue la cascada del río Pliva, esta si bastante bonita, aunque no se yo si como para ser patrimonio de la humanidad.
Continuamos nuestro viaje sin tener muy claro donde íbamos a parar a dormir, nuestra intención inicial era dormir en algún punto entre Jajce y el Plitvicka Jezera, este ultimo un famoso parque nacional de Croacia, íbamos muy bien de tiempo así que al final llegamos a Plitvicka.
Muy cerca de la entrada del parque encontramos el desvío a un pequeño pueblo en el que había varios carteles de sobe, como ya tocaba parar nos metimos para el pueblo. Mas que un pueblo era una especie de urbanización toda con casas de dos plantas con jardín, lo mas curioso es que en la entrada de cada casa había un cartel en el que ponía Sobe y un numero, al parecer los sobes estaban como organizados. En la entrada del pueblo encontramos un señor y un chico mas joven, sentados en sillas plegables y les preguntamos: «sobe?», «yes», «how much?», «25» y Oriol dijo «20», «Ok, sobe 14», nos fuimos para el sobe numero 14 pensando en que podríamos haber regateado mas…
El sitio estaba muy bien, era una casa de dos plantas con un jardín bastante grande, una vez instalados nos tumbamos en el césped a charlar y a repasar la ruta del día siguiente.
Finalmente nos hicimos unos bocatas en una mesa del jardín y nos fuimos a dormir.
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Nos levantamos en Sarajevo con un calor sofocante, era nuestro día de descanso así que había que aprovecharlo para salir a conocer un poco mas la ciudad. Nada mas llegar a la Bascarsija nos compramos una botella de agua fría para irnos hidratando, en un termómetro pudimos ver que estábamos a 40º grados.
Fuimos a la oficina de turismo, a Oriol le habían hablado de un túnel subterráneo de la guerra que se podía visitar, allí nos dijeron que a las 11 (en 30 minutos) salía el tour para visitarlo y decidimos unirnos a el.
La guía era una chica muy maja, de nuestra edad, nos llevo hasta un pequeño autocar, bastante rustico, de camino al túnel no explico que ella había vivido el asedio de Sarajevo de los 9 a los 12 años, y que lo que explicaba en este tour era bastante personal así que nos hizo presentarnos uno a uno para conocernos.
Nos contó como había sido todo aquello, los bombardeos, los francotiradores, el lamentable papel de la ONU y los cascos azules, como era la vida levantándose por las mañanas para ir a la escuela en un bunker y pasar el resto del día buscando comida y llevando agua a casa.
El túnel que íbamos a visitar fue construido a escondidas de los Serbios y de la ONU para poder abastecer Sarajevo durante el asedio, recorría 800 metros desde un pequeño pueblo de las afueras hasta el sótano de un edificio de la cuidad, pasando por debajo del aeropuerto, controlado por la ONU. Fue construido a pico y pala por voluntarios Bosnios trabajando en turnos de 8 horas, usando vigas de madera para sostenerlo, tenia apenas un metro y medio de alto por un metro de ancho.
Nosotros pudimos visitar un trozo del túnel en la entrada situada en las afueras, el mismo señor que cedió la casa para construir el túnel (a cambio de recibir comida para su familia) es ahora el que lleva el museo. Además de visitar el túnel puedes visitar un museo sobre la guerra.
Para terminar nos llevaron con el autocar a un mirador des del que se ve toda la ciudad de Sarajevo, para hacerlo cruzamos a la zona de la republica Srpska, la zona Serbia, donde unos policías pararon el autocar para comprobar que el conductor del autocar tenia licencia para conducir en la Republica Srpska. La verdad es que las dos partes de Bosnia no parecen el mismo país, y a mi la republica Srpska me supo bastante a botín de guerra para los Serbios.
De vuelta a Sarajevo fuimos a comer. Acercándonos a un restaurante había un señor, vestido con el traje tradicional Bosnio, que ya habíamos visto el día anterior, que se dedicaba a atraer a los clientes extranjeros diciéndoles alguna cosa en su idioma. Nosotros ya nos habíamos convencido en que íbamos a comer ahí, a pesar de esto no nos libramos de su numerito, en esto que se me acerca a la cara y me dice gritando «Yo te quieeero españaaa!», como vio que no le seguía el cuento, se fue para Oriol, cogiendole el brazo y le dijo, «tu muy fuerte! Tu matadorrr!», en fin…
Después de comer, y de descansar un rato a la sombra en el patio de nuestra mezquita favorita (Gazi Husrev Bey), fuimos a dar una vuelta.
Pasamos por el mercado de Sarajevo, sitio en el que tubo lugar una de las mas grandes matanzas del asedio. Resulta que la ONU anuncio que iba a repartir pan, escogió como lugar el mercado de Sarajevo, porque quedaba en una zona no visible des de las montes, aun y con eso, algún infiltrado informo a los Serbios, que bombardearon con obuses el mercado matando 68 personas y hiriendo a 200. Este hecho forzó los acuerdos de Dayton que pusieron fin a la guerra pero dividieron el territorio de Bosnia en dos.
Oriol se empeño a dar una vuelta por los barrios menos turísticos de Sarajevo, creo que el esperaba encontrar guetos y pobreza, pero a mi me parecieron de lo mas normales, estaba mejor que algunos barrios de Barcelona.
También visitamos algunas mezquitas, la madraza (escuela musulmana), en la que había una exposición sobre el islam, el puente latino, lugar de asesinato de heredero del trono de Austria, hecho que dio lugar al inicio de la primera guerra mundial.
Después de cenar, estuvimos buscando a ver si encontrábamos algo de animación, algún concierto o así, pero solo habían terrazas para tomar algo, estuvimos andando hasta que encontramos una plaza en la que había un tablero de ajedrez gigante en el suelo (con baldosas) y gente jugando con unas piezas de medio metro de alto.
Nos estuvimos un rato observando la partida entre un chico que parecía paquistaní o algo así con un hombre Bosnio, algunos Bosnios que estaban mirando se metían en la partida, y le decían al chico lo que tenia que hacer. Nosotros le estuvimos animando a hacer su juego y pasar de ellos y finalmente el gano la partida. Al terminar, el chico vino a agradecernos el apoyo y hablando descubrimos que era iraní. A nosotros nos sorprendió mucho y estuvimos hablando de su país, de política y de religión bastante rato, hasta nos acompaño un trozo al sobe para seguir hablando. Estuvo muy bien, difícilmente encuentras la ocasión de hablar con alguien del Irán, principalmente porque no pueden viajar a países de la zona Schengen.
Finalmente nos fuimos a dormir para continuar nuestro viaje con fuerzas renovadas.
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Viaje a Syldavia 