Posteado por: ferca23 | agosto 28, 2009

Día 5 (22/07/2009) Dubrovnik(HR) – Podgorica(ME)

Dejamos Dubrovnik y nos dirigimos a cruzar la frontera con Montenegro. Hasta este momento las fronteras las habíamos pasado todas muy rápido, te miran el pasaporte y si eres europeo parece ser que pasas sin mas problemas, en la frontera con Montenegro había cola, estaban haciendo registros a algunos coches y nos toco aguantar una interminable cola con las motos bajo un sol terrible.

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En eso que ya estaba yo casi delirando por el calor cuando oigo una voz en catalán que me dice «Ei, d’on sou?» (Ei, de donde sois?), yo que pienso que tengo ya alucinaciones y me esta hablando dios (o ala o quien sea!) decido ignorarlo, en eso que oigo a Oriol hablando también en catalán y pienso, pobre Oriol, el también esta hablando con dios… En estas que desperté de mis delirios y me doy cuenta que hay un tio con una BMW R1200C al lado de Oriol hablando con el! Hay que ver! Dios va en BMW! Que pijo no?

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Total, que como decimos por aquí, vas por el mundo y encuentras catalanes por todas partes, nuestro nuevo amigo se llama Ferran (como yo), también es de Sant Andreu (el mismo barrio de Barcelona que nosotros), y estaba haciendo en solitario una ruta por los Balcanes. Ferran llevaba ya muchos días por Croacia y Bosnia y se dirigía a Grecia cruzando Montenegro y Albania, como nuestras rutas coincidían en el tramo de Montenegro hicimos esta etapa juntos.

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Dejada atrás, sin demasiados problemas, la frontera Montenegrina, dos dirigimos a Kotor, la que esta llamada a ser la Montecarlo de los Balcanes, la carretera era bastante bonita, siempre paralela a la costa, da toda la vuelta a una gran y serpenteante bahía.

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A mi personalmente todo aquello me recordaba mucho al cómic de «Tintin y el cetro de Ottokar», ya a la vuelta del viaje he sabido que el cómic sucede en un ficticio reino Balcánico llamado Syldavia y que la bandera de este esta inspirada en la de Albania. No iba yo tan desencaminado.

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Llegados a Kotor dejamos las motos y nos fuimos los tres a visitar la cuidad fortificada, muy bonita y cuidada, parecida a Dubrovnik aunque quizá no tan espectacular. Después de unas cuantas vueltas y muchas fotos nos sentamos a comer en una terraza en la que habían instalado unos ventiladores que ademas de tirar aire tiraban un poco de agua pulverizada, se agradecía por que el calor era sofocante.

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De Kotor nos dirigimos a Cetinje, pero no por la carretera de la costa sino por una de interiores que nos habían recomendado, la carretera sube por el monte situado justo detrás de Kotor en zigzag, las vistas sobre la bahía de Kotor son preciosas, solo hay que ir con cuidado porque bajan autocares turísticos que van bastante a saco (primera rascada en mis maletas pegándome a la pared para que no se me comiera el autocar).

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Cetinje no parece tener nada que valga la pena visitar así que nos dirigimos a Budva, otra ciudad fortificada, por algo la llaman la pequeña Dubrovnik, aquí tomamos un refresco y nos deleitamos viendo los «monumentos» locales, dignos de mención.

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A continuación fuimos hasta Sveti Stefan, un islote muy cerca de la costa totalmente saturado de bonitas casitas de piedra que había sido una comunidad de pescadores hasta que fue comprado por una cadena hotelera para hacer un complejo turístico de lujo. A nosotros nos pareció que estaba en funcionamiento, pero dice Vander que no lo esta porque la gente de alli consideran la isla patrimonio suyo y quieren que se pueda visitar.

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Aquí se separaban los caminos con nuestro fugaz compañero de ruta, nos deseamos suerte y nos dimos los emails para quedar a la vuelta y contarnos aventuras (esta semana que viene quedaremos con el, sabemos que llego hasta Grecia y que todo fue bien también para el).

Con Oriol decidimos tirar hasta Podgorica, la capital de Montenegro, a partir de aquí descubrimos el autentico Montenegro. Ya era de noche, nos dirigíamos a Podgorica por la E65, una carretera principal formada por dos carriles, una para cada dirección, y un arcén de tierra que podía tener un metro en el mejor de los tramos. Había mucha circulación, lógicamente, habiendo un solo carril, el trafico era bastante lento, en eso que veo que tres coches por detrás nuestro, dos coches empiezan un adelantamiento, nos pasan, algo por delante nuestro el primero reduce como para meterse otra vez en su carril y el de justo detrás le adelanta por el arcén para seguir con el adelantamiento, primera vez que lo veo en mi vida, el adelantamiento de un adelantamiento en dos carriles de los cuales uno es contra dirección. Pasó mas veces, aquello era la jungla.

Llegamos a Podgorica y empezamos a buscar «sobe», en eso que en un semaforo aparece una pareja de moteros en una Africa Twin cargadisima de bultos (que morbo de moto!), y la artillera me pregunta «are you looking for somewhere to sleep?», «yes» le digo yo, me contesta «we are looking too, we follow you!», «ok!». Dimos unas vueltas, preguntamos en un hotel pero era demasiado caro, finalmente decidimos tirar un poco mas arriba de Podgorica y justo en la salida encontramos un sitio, pero que sitio!

Aquello parecía el hotel de «Abierto hasta el amanecer», mientras Oriol y la artillera entran a preguntar, el piloto de la Africa twin seguía montado en su moto, sin parar el motor ni quitarse el casco mirando alrededor, me acerco a charlar con el y me dice, «This don’t seems to me a good place to sleep», yo intentándolo animar. Por los alrededores había gente, con pinta de currantes, lo que mas me sorprendio es que eran todos muy morenos, como mas árabes, no parecían ser de los balcanes. El chico me dice «This people are a little weird…», en fin, que no lo veía demasiado claro.

Finalmente, como no había nada mejor nos instalamos ahí. Hablando con la pareja de moteros supimos que eran de Polonia (Mira, polacos como nosotros!), habían estado en Albania, pero solo de paso, y dijeron que casi no se atrevieron ni a sacar la cámara para hacer fotos, no creo que sea para tanto no? También nos contaron que les habían robado los cascos, a parecer los dejaron sobre la moto (sin atar) y se fueron a dar una vuelta… Estos polacos…

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Después de cenar en la habitación (unos bocatas made in Oriol), bajamos al bar del hotel a tomar algo. Este consistía en una especie de cubierto/barraca delante del hotel en la que había una barra con una neverita. En eso que entramos, nos mira todo el mundo, vamos a sentarnos en un sitio y la jefa del hotel, una tia gigante, nos dice «No! you sit here» señalándonos otra mesa. Flipando, nos sentamos, conseguimos que nos pongan unas birras, y al rato un señor de mediana edad, se pone a hablar con nosotros en un idioma que no entendemos, el tio dale que te pego y nosotros poniendo cara de «no estamos entendiendo nada!», en estas que Oriol pilla una palabra «rabota», es ruso, significa trabajo. Al cabo de un buen rato entendimos que todos ellos eran Turcos (por eso el color de la piel!), estaban trabajando en la construcción, y el señor con el que hablábamos había estado trabajando en muchos paises (Russia, Uzbekistan, Pakistan, Iran, Libia…).

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Al cabo de un rato bajaron la pareja de la Africa Twin, una gente muy maja, ellos se entendían algo mejor con los turcos, y nos corroboraron lo que habíamos entendido. Estuvimos hablando bastante rato, y sacamos el mapa para ver por donde íbamos a tirar, en estas que a los currantes turcos les da por ponerse a mirar el mapa, todos buscando algo en el mapa, pueblo a pueblo, en esto que la chica me dice «I can’t belive, they are searching Turquia!», nosotros no sabíamos ya como ponernos, evidentemente en el mapa no estaba Turquia, por suerte llego uno que debia ser el capataz, se miro el mapa y les dijo «Turquia esta aqui!» (en su idioma!) señalando fuera del mapa hacia el lado donde debía quedar Turquia, nos echamos unas risas!

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A los Polacos les dejamos nuestra pitón porque no se fiaban mucho de dejar la moto ahí fuera (no llevaban nada para atarlas o bloquearla!), y ellos nos lo agradecieron regalándonos una botellita de vodka de Polonia. Nos despedimos que ellos que se querían levantar temprano y nos fuimos a dormir.


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